A menudo se hace referencia a la vacunación elogiando sólo sus aspectos positivos y negando totalmente su otra cara, el precio en vidas humanas. Si por un lado se exaltan en exceso los beneficios, incluso en detrimento de los números y las estadísticas, por otro lado existe una especie de temor reverencial hasta el punto de ocultar totalmente sus efectos negativos.
Hoy, sin embargo, queremos traerles a la atención un ensayo, escrito en 1873 por el Dr. Edward Ballard, para la Liga de las madres contra la vacunación obligatoria que en su momento luchó como hoy contra cualquier obligación.
En Londres a finales del siglo XIX se hizo obligatoria la vacunación antisífilis y un nutrido grupo de padres se armó de valor y se puso de lado, planteando el secular problema de las reacciones adversas. Con el tiempo lograron activar una comisión parlamentaria de investigación, algo cierto y no como esas inconclusas cosas italianas, para estudiar el costo social en términos de vidas humanas. Resultó que la vacunación contra la sífilis en lugar de prevenirla la provocaba, sobre todo en los niños.
La vacuna contra la sífilis hoy no existe y pronto fue retirada de la experimentación, pero queremos traerles este escrito para mostrarles cómo hace 149 años ocurrían hoy idénticos escenarios: padres protestando contra la obligación, hijos dañados, negación del daño.
Bastón Corvelva