El virus de las paperas es un paramixovirus, un agente infeccioso que consta de un genoma de ARN monocatenario.⁽¹⁾ Se transmite a través de secreciones respiratorias y la infección comienza en la nasofaringe y los ganglios linfáticos. Generalmente, después de la exposición, se requiere un período de incubación que oscila entre 12 y 25 días antes de que aparezcan los síntomas.⁽²⁾, que incluyen dolor de cabeza, dolor muscular, cansancio y pérdida de apetito.⁽³⁾. Durante este período, el virus circula por la sangre e infecta varios tejidos del cuerpo.⁽⁴⁾.

La hinchazón de las glándulas parótidas (paperas), ubicadas en uno o ambos lados de la cara debajo de las orejas y cerca del mentón, es el signo más distintivo de la infección y generalmente aparece en los primeros dos días.⁽⁵⁾. Aproximadamente el 30% de las personas infectadas no muestran síntomas (asintomáticos), mientras que hasta el 50% comienzan con signos leves de enfermedad no específica.⁽⁶⁾. Las paperas suelen ser una enfermedad leve que ocurre con mayor frecuencia en la niñez; sin embargo, puede provocar complicaciones, aunque la mayoría de ellas ocurren en adultos.⁽⁷⁾

Las complicaciones incluyen inflamación de los testículos en los hombres, inflamación del tejido mamario y de los ovarios en las mujeres, meningitis, encefalitis y pérdida de audición. Sin embargo, las consecuencias a largo plazo, como los problemas de fertilidad, son raras.⁽⁸⁾. Las paperas rara vez provocan la muerte⁽⁹⁾ y la mayoría de los pacientes se recuperan completamente en unas pocas semanas⁽¹⁰⁾.

Un hisopo tomado dentro de los tres días posteriores al inicio de las paperas es el método preferido para diagnosticar una infección de paperas. También se puede realizar un análisis de sangre para confirmar la presencia de anticuerpos contra las paperas (IgM) recolectados poco después de la aparición de los síntomas, aunque la IgM contra las paperas también puede estar presente si se recolecta poco después de la vacunación contra las paperas.⁽¹¹⁾